¡Quién dice que no puedo! éste es el grito de guerra de Gerardo, un alumno de 9 años que quería saber cómo superar miedo escénico y que aprendió a gestionarlo a través de la rabia.
«La rabia es una señal emotiva desagradable que nos informa de la presencia de una amenaza que daña o puede dañar nuestros valores o expectativas creadas y que predispone nuestro organismo a evitarlo o superarlo desde el ataque». Libro «Es emocionante saber emocionarse» Roberto Aguado
Aunque pensemos que la rabia es mala, en algunas ocasiones… sí aprendemos a gestionarla, podemos aprovechar su energía para actuar y vencer al miedo a través de la acción.
La rabia nos puede ayudar a superar el miedo escénico pero también hay otra emoción agradable que nos puede acompañar a gestionar el miedo de manera regular. Esta emoción es la curiosidad.
Para activar tu curiosidad, te propongo que te conviertas en detective por un día y que resuelvas el caso de «El miedo perdido» haciéndote estas tres preguntas:
1º Pregunta:
¿A qué le tengo miedo? Pon nombre y apellido a tu miedo, piensa qué pensamientos hacen que tu miedo se dispare en tu cabeza: ¿miedo a quedarme en blanco? ¿miedo a qué se rían de mi? ¿miedo a no llegar a las expectativas? Cuando hayas resuelto esta primer obstáculo, sigue haciéndote preguntas:
2º Pregunta
¿Qué tiene que ocurrir para que ese miedo se haga realidad? los pensamientos que tenemos antes de nuestras exposiciones en público, hacen que nuestro miedo se active. Recuerda que el 90% de nuestras preocupaciones no pasan, así que ponte las pilas y piensa en soluciones antes de que el miedo te invada. Un ejemplo: Si yo pienso que no voy a llegar a las expectativas, lo que debería hacer cuando esté preparando mi presentación es preguntarle a mi público potencial qué les gustaría saber del tema que voy a exponer, de está manera, habrá más probabilidades de que mi mensaje sea relevante para mi público. Cuando hayas resuelto este segundo obstáculo, sigue preguntándote:
3º Pregunta
¿Qué cartas juegan a mi favor? ¡Eres un buen comunicador y lo sabes…! Todos tenemos nuestras miserias y nuestras grandezas hablando en público. Hazte una autoevaluación y piensa en qué eres bueno comunicando y cuáles son tus áreas de mejora. Con este ejercicio irás aumentando la seguridad en ti mismo.
Si quieres pasar a la acción y aprender cómo gestionar el miedo escénico, apúntate a mis próximos cursos de niños y adolescentes